La celebración del 25 aniversario trae a mi memoria aquel septiembre de 1988 en que fui al Colegio Alborada. Era mi primer destino definitivo, llegué con mucha ilusión pero también con gran incertidumbre, nunca había trabajado en un centro de educación especial y no sabía si sería capaz de estar a la altura. El primer día que llegaron los chicos fue bastante impactante tantos síndromes, problemas, necesidades diferentes… muchos de ellos eran más altos y fuertes que yo y reconozco que en algún momento me sentí un poco asustada. Recuerdo que pensé “aquí no aguanto mucho tiempo”, solamente “aguanté” dieciséis años, que seguramente serán los más enriquecedores y gratificantes de mi vida profesional.
Los primeros años fueron difíciles, pocos materiales y además inadecuados, falta de mobiliario adaptado que no respondía a las necesidades de nuestros alumnos. Entre todos tuvimos que ir elaborando materiales artesanalmente en función de lo que queríamos trabajar con los alumnos. José Manuel en su taller nos adaptaba el mobiliario, lo mismo cortaba las patas de una silla que fabricaba una mesa para un alumno concreto o elaboraba un juego que nos parecía útil para algún chaval. Llegaron los primeros ordenadores, primero tuvimos que aprender a utilizarlos nosotros y después descubrir qué aplicaciones tenían aquellos “aparatos” útiles en el trabajo con nuestros chicos. La comunicación aumentativa en aquel momento era casi “ciencia ficción”, entre todos comenzamos a conocer y utilizar estos sistemas. Fue un trabajo de equipo compartiendo lo que aprendíamos e íbamos experimentando cada día.
Recuerdo la fiesta de navidad como un momento importante a lo largo del curso. Cuantas horas de preparación, ensayos y momentos divertidos compartidos con nuestros alumnos para que todo quedara perfecto el día del festival. Cada año cuando llegan esas fechas pienso: “hoy estarán entrando los Reyes Magos por la ventana del Alborada” y recuerdo sus caras de asombro y sus sonrisas.
Tengo un grato recuerdo de los años de trabajo con Beatriz y José Manuel en el equipo directivo, compartiendo tantas ilusiones por intentar conseguir sacar adelante un proyecto. También con ellos aprendí a valorar lo que es el trabajo y el esfuerzo común.
Dieciséis años dan para muchos recuerdos, también hubo malos momentos, pero pocos y casi no los recuerdo.
Hoy después de veinticinco años, al volver la vista atrás me doy cuenta que cuando me marché me llevaba muchas más cosas de las que llevé. Partía cargada de experiencia, del cariño que los chicos me habían dado y sobre todo con la sensación de que había aprendido más de lo que había sido capaz de enseñar.
Gracias por los años que pude compartir con todos vosotros, a todos los compañeros por todo lo que aprendí con vosotros y de vosotros, a los padres que valoraban el trabajo diario que hacíamos con sus hijos. Pero sobre todo a “nuestros chicos de Alborada” porque habéis sido capaces de darnos una lección de valentía y recordarnos cada día que a pesar de todas las dificultades, seguís teniendo ganas de luchar e ilusión por vivir.
Enhorabuena por la celebración. EMI LAPEÑA
Emi, en segunda fila a la izquierda, con maestras de Alborada hace unos cuantos años |
2 comentarios:
Gracias Emi ,por escribirnos al blog. Me alegra saber de ti. Recuerdo con cariño cuando participábamos en el taller de cuentos con Julia . Nos lo pasamos genial con los chicos. Recuerdo el carnaval que nos vestimos de manolas para ir a la boda de la infanta,el taller de habilidades funcionales enseñando a nuestros chicos a planchar, las celebraciones de cumpleaños de grandes y pequeños...
Fue un placer trabajar contigo.BESOS.ÁNGELES
Espero verte pronto y disfrutar un rato de tu compañia en la comida del cole.besos.M.jesús
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