"LLEGUÉ AL COLEGIO ALBORADA UN 1 DE SEPTIEMBRE. EL DEL AÑO 1991. DE ESE DÍA SÓLO TENGO UN RECUERDO VAGO DE MI ANSIEDAD Y PREOCUPACIÓN SOBRE MI PREPARACIÓN PROFESIONAL PARA ATENDER LAS NECESIDADES DE UNOS ALUMNOS QUE IBAN A SER DIFERENTES DE TODOS LOS CONOCIDOS HASTA ENTONCES. TAMBIÉN APARECE ENTRE NEBULOSAS EN MI MEMORIA LA FOTO DE UN EQUIPO DE PROFESIONALES JÓVENES Y UN COLEGIO NUEVO.
LA IMAGEN QUE PERMANECE NÍTIDA A LO LARGO DE ESTOS AÑOS, ES EL MOMENTO EN QUE ESPERABA VER LLEGAR AL PRIMERO DE MIS NUEVOS ALUMNOS. ESA FOTO CORRESPONDE A UN 14 Ó 15 DE SEPTIEMBRE.
AUNQUE EL SOL SE COLABA ENTRE LOS CRISTALES, PARA MI LA LLEGADA DE LOS CHICOS VINO ACOMPAÑADA COMO DE UN NUBARRÓN DE TORMENTA DURA DE VERANO: DE PRONTO APARECÍAN UNO Y OTRO SÍNDROME ANTE MIS OJOS, TODAS LAS FORMAS DEL MUNDO DE LA DISCAPACIDAD EN UN RELÁMPAGO; Y MI CORAZÓN SE ENCOGIÓ...
... PERO COMO UN MILAGRO, Y EN UN INSTANTE OÍ A MIS COLEGAS MÁS VETERANOS SONREÍR, ABRAZAR Y LLAMAR POR SU NOMBRE A CADA UNO DE LOS CHAVALES...
... Y DESDE ENTONCES, SE DISIPARON TODAS LAS DUDAS Y MIEDOS Y EMPECÉ A DISFRUTAR DE UNOS CHICOS MARAVILLOSOS Y DE UN TRABAJO QUE ME ENTUSIASMA".
CONCHITA GRACIA
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