El inicio del curso 2007 fue diferente y especial. Después de peregrinar por tierras turolenses, llegué a Zaragoza, cargada de ilusión y con ganas de aprender.
Nunca había trabajado en un CEE y debo reconocer que la idea me asustaba un poco. No sabía si iba a encajar o si iba a saber cómo trabajar con estos niños.
Los primeros días de curso pude comprobar, aún sin conocer a los chicos, que la aventura que había iniciado iba a ser apasionante, y así fue. Todavía recuerdo el primer día, yo plantada en el hall del cole viendo como los chicos bajaban del autobús e iban entrando por la puerta. No conocía a ninguno, pero la ilusión con la que llegaban, la emoción que demostraban al ver a sus compañeros y profesores, el cariño con el que los recibían, TODO me hizo ver que Alborada era más que un colegio.
En Alborada “Mis chicos” cambiaron la visión que tenía de la educación especial y le dieron un giro brutal a mi vida tanto laboral como personal. Nunca pensé que se podía llegar a tener una relación tan estrecha y especial, pero en Alborada comprobé que es posible. Aún hoy, dos años después sigo, acordándome de ellos y los echo muchísimo de menos.
Cuántos recuerdos bonitos y divertidos de Alborada. Risas y mucho trabajo en los talleres. Proyectos nuevos con los que nos ilusionamos y dicho sea de paso “servimos muchos cafés”. Compañeros formidables con los que compartir experiencias y preocupaciones. Celebraciones llenas de color y música y viajes inolvidables cargados de anécdotas que aún hoy recuerdo con nostalgia.
Alborada en definitiva no ha sido un destino más en mi andadura como maestra, ha significado un antes y un después en la manera de entender la enseñanza y de ver la vida. Por ello, hoy vuelvo la vista atrás y lo que en un principio me asustaba, hoy me apasiona y evidentemente echo mucho de menos.
Mis años en Alborada han sido inolvidables, tanto por las experiencias vividas, que han sido muchas, como por la por las personas que allí he conocido. Por eso deseo que el espíritu y la energía que se respira en el cole dure otros 25 años más y contagie la emoción y la ilusión por nuestro trabajo a otros tantos maestros como me ocurrió a mí. Vanesa.
1 comentario:
Vanesa, ¡Qué bonitos recuerdos cuentas! Sabemos que no te olvidas de Alborada, nosotros seguimos echando de menos tu sonrisa y los cafés del "kiosco"; bueno, esto último menos porque seguimos disfrutando de ellos.
Un beso
Conchita
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