Hoy sábado me he levantado pronto. Me he duchado y he mirado al espejo. Tras el vaho que tapiza la pulida superficie me ha parecido ver algo. Me he frotado los ojos pero no he conseguido descubrir que era.
La casa sigue dormida. La luz del día todavía no rasga la penumbra y el sonido del silencio lo inunda todo.
Me he dirigido a la cocina y me he preparado un café. La ausencia de prisa por ir al Cole me ha hecho variar la rutina y he decidido tomármelo en el cuarto de estudio.
Mecánicamente he encendido el ordenador, y también mecánicamente he entrado en el blog del veinticinco aniversario.
El humeante vapor de la bebida me ha transportado a mis inicios en el colegio. Era el año 1999.
Ese uno de septiembre llegué pronto, muy pronto, y llegué con un montón de dudas, y de interrogantes. Mi trayectoria profesional se había desarrollado en otra comunidad y en un nivel educativo bien distinto al que me disponía ese día a iniciar. ¿Sería capaz?, ¿Estaría a la altura de la responsabilidad adquirida?.
Hoy 12 años después de ese uno de septiembre, mirando detenidamente las fotografías de los chicos y chicas y los compañeros y compañeras, y leyendo pausadamente sus comentarios, multitud de vivencias se agolpan en mi memoria.
Recuerdo vividamente a los compañeros con los que tuve la suerte de trabajar y de los que aprendí a desenvolverme en un mundo tan especial y a buscar mil y una forma de presentar los contenidos educativos para que fueran asimilados por mis alumnos.
Recuerdo vividamente a los compañeros con los que compartí ilusiones, vivencias, discusiones,…
Recuerdo a Reyes, y a Joakín con los que compartí ciclo el primer año y que tanto me enseñaron. Recuerdo largas conversaciones con José Manuel que entonces era el Jefe de Estudios y que era, y es, capaz de poner su sensibilidad de artista en su quehacer diario.
Recuerdo a Jesús Fredes, al que ahora irónica y cariñosamente llamo “Jesús del Gran Piaget”, con el que tengo la suerte, aunque desde centros diferentes, de seguir compartiendo proyectos y trabajo; y recuerdo a Pilar Andrés que vino al Centro algunos años después de que lo dejará Jesús. Recuerdo su viveza y su buen hacer profesional.
Me acuerdo de largas y reivindicativas conversaciones con Rosa, compañera de convicciones y afectos fuertes, para quién sus alumnos siempre fueron sus niños; de Felisa, discreta y trabajadora infatigable y concienzuda; de Miguel, pausado y meticuloso.
Y me acuerdo de Carmen. Si Carmen si, hiciste algo grande; tu Orquesta sigue inundando el colegio de notas de ilusión y de alegría.
Y recuerdo a Conchita, a María y a Pilar, a Sara y a Pablo, a Celia, a Ernesto, a Merche y a Belén, y a un montón de compañeros y compañeras con los que he compartido una parte importante de mi vida.
Compañeros y compañeras con los que espero y deseo poder compartir algunas de las actividades que hemos programado para celebrar el 25 aniversario de nuestro colegio. Será una buena ocasión para darnos un abrazo y para trasladarles mis mejores deseos a nivel personal y profesional.
Recuerdo un sin fin de actividades y proyectos que hoy son seña de identidad de nuestro Centro: Recuerdo los primeros tiempos de la Comunicación Aumentativa y de la señalización. Recuerdo el nacimiento de la Sala de estimulación, de la Biblioteca , de la Revista , del cubo de imágenes, de la musicoterapia, de la Orquesta Orff. Recuerdo los camiones de la Expo descargando tierra para el huerto. Recuerdo las primeras reuniones con los ingenieros del CPS. Recuerdo,…
…Y sobre todo, recuerdo a los chicos y chicas de esos primeros años, con los que siempre estaré en deuda. Ellos me enseñaron a valorar a la Persona en sí misma, sin artificios ni aditamentos y ellos me regalaron lo más valioso que tenían: su cariño.
La luz ha invadido la estancia., los sonidos cotidianos han sustituido al silencio. He mirado el reloj, ¡no es posible!, han pasado tres horas.
He fijado nuevamente la vista en el blog. Me froto los ojos. ¡No es posible!, han pasado 12 años.
He vuelto a mirar en el espejo y esta vez si, he descubierto lo que hace un rato no identifiqué: A una persona que ya nunca podrá ser la misma que aquella que un uno de septiembre de 1999 llegó al Colegio Alborada. La suerte de convivir –de vivir con- los chicos y chicas, y con los profesionales del Colegio Alborada la han cambiado para siempre.
4 comentarios:
¡eres "grande" Pedro!, en muchos y variados aspectos y por eso te tenemos muchísimo cariño...Besos Pilar D
Me encanta...
Pedro, un gran artículo. Me has transportado a ese momento que todos hemos vivido, ese primer día 1 de septiembre. Yo también me acuerdo mucho de todos vosotros y de los chicos, a los que les recuerdo con muchísimo cariño.
Un beso muy fuerte a todos y espero que nos veamos pronto.
María.
Que bonita! Qué bonita!. Rosa
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